23 jun 2012

Ser macho no es llevar un arma en la pretina


Por John Acosta

La primera imagen que tengo en mi memoria de un muerto a tiros sucedió en La Junta, al sur de La Guajira. Eran las ocho de la mañana y el pueblo había amanecido con una agitación inusual porque en la orilla del río alguien quemó el carro de un habitante conocido y le disparó a quemarropa al hijo más querido de una familia humilde. Yo era, entonces, un niño famélico y lombriciento que se levantaba, todos los días, directo a la cocina a sentarse en la piedra que estaba en un rincón, desde donde veía a mi abuela amasando el maíz para las arepas y bollos del desayuno.

21 jun 2012

Sí hay una Guajira solidaria, afortunadamente


Por John Acosta

La Guajira era sólo un pedazo de tierra que se adentraba al mar como escudriñando, en el vaivén de las olas, los misteriosos mensajes de otros mundos lejanos. Y habitada por gente estupefacta que no lograba responderse todavía qué se había hecho el pasado inmediato de una riqueza efímera, pero ruidosa, que la mantuvo en un estado de éxtasis esquizofrénico. La producción y comercialización de marihuana había pasado como una ráfaga de viento que los mantuvo a todos en el vilo de la opulencia desbordada. Fue una especie de máscara carnavalesca que representó la comedia real de una felicidad sin límites: los envolvió en un limbo de fantasías alcanzables en donde creyeron permanecer hasta más allá de la eternidad.

17 jun 2012

Día del Padre: un digno ejemplo de él


Por John Acosta

Acababa de recibir otro regaño de su mamá, Miriam Aragón Villa. La razón, la misma de siempre: el trago y las mujeres. De modo que con semejante guayabo encima, Francisco Antonio Sánchez no presintió que el hecho de contestar el teléfono por casualidad le significaría la redención de su vida parrandera. Ese fin de semana había llegado a Barrancabermeja, municipio petrolero del departamento de Santander, dispuesto a embalsamarse de amor familiar en la casa materna.

Feliz día, papá

Papá, mi querido viejo: hoy yo soy más viejo que tú, pues ya sobrepasé la edad en la que te detuviste, hace ya más de 20 años. Quedé como una cometa sin rabo: dando tumbos, pero tomé el valor que siempre me inculcaste para sobreponerme a la tristeza de tu partida. 

16 jun 2012

El porqué devolví mi tarjeta de crédito Olímpica


Por John Acosta

Hace un año, tomé la decisión de entregar todas las tarjetas bancarias que poseía y me quedé solo con la Tarjeta de Crédito Olímpica (TCO). La razón era que yo no le compraría a ningún supermercado diferente a Sao u Olímpica, pues es el único con capital 100% colombiano y yo le quiero comprar a mi país.  Se me hinchó el orgullo nacionalista: saqué pecho y lo hice.  Adicional a eso, como si lo anterior fuera poco, Sao y Olímpica son orgullos costeños.  Recuerdo que en mi época de estudiante en la lejana y fría Bogotá, la capital de Colombia, yo iba a una Olímpica y conseguía los productos de mi tierra. Esas eran razones más que suficientes para quedarme solo con la TCO.

14 jun 2012

Las Farc atentaron contra a la vía férrea de El Cerrejón


Un comando de las Farc dinamitó el tren de transporte de carbón de la mina de El Cerrejón, una de las más grandes del mundo, en el departamento caribeño de La Guajira, el 2 de mayo de 2002. Los insurgentes detonaron el artefacto a unos 100 kilómetros de Riohacha, provocando el descarrilamiento de catorce vagones del tren, que transportaba 5.000 toneladas del mineral hacia la terminal caribeña de exportación de Puerto Bolívar. Ninguno de los operarios del tren resultó herido en el atentado, que paralizó la línea férrea y comenzó a ser reparada de inmediato.

13 jun 2012

Historia cotidiana de una cena desafortunada


Por John Acosta

Los perros miraban con ansia el trozo de carne que Aura tenía en sus manos. La mujer estaba sentada en un asiento de cuero, recostado en la pared de barro rústico de la cocina, abriendo la carne que había comprado esa mañana en el matadero del pueblo. El cuchillo perdía el filo por momentos y Aura lo rastrillaba en la piedra de amolar que tenía a su lado para esos casos de emergencia, y continuaba con su labor feliz de cocinera sin sueldo.

Oreganal: ¿primer pueblo reasentado en Colombia?



Continúa en firme la investigación, desarrollada por dos profesores de la universidad Autónoma del Caribe (John Acosta y Anuar Saad) y patrocinada en su totalidad por Cerrejón, sobre la historia del proceso de reasentamiento de Oreganal, población del departamento de La Guajira, que tuvo que ser reubicada por la dinámica propia de la producción minera en gran escala.

7 jun 2012

La Ley 100: ¿negocio para las EPS?


Por John Acosta

Carmen se agarraba deses­perada de la cabecera metá­lica de la cama de mi abuela. Una de las mujeres le ungía algo en la frente con un trapo. Otra le agarraba las piernas tensas. "Ay, Dios mío", se quejaba ella con la voz entrecortada. "No seas cobarde, carajo: puja más es lo que debes hacer", recibía como respuesta. Hasta que su mirada, que buscaba con ansiedad un punto de apoyo en el espacio del cuarto, se topó de repente con mi rostro pálido y estupefacto. "¡Saquen a ese muchacho!", gritó restablecida por un instante en que el dolor paró.

5 jun 2012

Reasentamiento de Oreganal: arrancó la investigación para el libro sobre la historia de este proceso


Carbones del Cerrejón Limited, "Cerrejón", consideró viable la Oferta presentada por los comunicadores sociales  John Javier Acosta Rodríguez y Anuar Elías Saad Saad,  profesores de tiempo completo del programa de Comunicación Social-Periodismo de la Universidad Autónoma del Caribe, para la ejecución de un trabajo de investigación de carácter cualitativo sobre el impacto social de los procesos de reasentamiento y post-reasentamiento de la comunidad de Oreganal, localizada en el municipio de Barrancas, departamento de La Guajira.

3 jun 2012

La historia de la pólvora se escribe con estragos

Por John Acosta 

La onda explosiva destruyó hasta el antiguo trapiche en donde los trabajadores molían la caña dulce. El ruido ensordecedor se diseminó por toda la zona, tropezó con los cerros adyacentes y se elevó por el aire junto con los miles de trozos humanos que volaron entre la madera y el barro de las paredes. Al final, sangre esparcida, árboles gigantescos sacados de raíces. Desolación total. Y ni un gramo de pólvora.

2 jun 2012

Préstamos blandos a pequeñas unidades productivas: pagar, paga


Por John Acosta

Cada semana, la vieja Aba mandaba a su nieto a la tienda de la señora Fanny a buscar fiado las cinco libras de arroz en el pote de lata en el que seis años atrás vinieron las galletas de soda, la caneca con los cinco litros de aceite vegetal, la barra de jabón para la­var los chismes y la otra para la ropa, los cuatro plátanos verdes y los dos maduros del almuerzo, y el galón de petróleo para prender la lámpara en las noches y encender el fogón en las madruga­das. En la mochila de fique que el pequeño llevaba ter­ciada en su hombro iz­quierdo para echar las compras, estaba la libreta de hojas de cuadernos en desuso que la vieja cosía para que la dueña de la tienda anotara en él la mis­ma cuenta de su libro de deudores.