4 jul 2017

Bancoomeva miente descaradamente para eludir su responsabilidad (III)

Por John Acosta

La salida del parqueadero: el día de la  ignominia y 20 días después
O Bancoomeva procura ofenderme (y de paso, ofender también a la Superintendencia Financiera de Colombia) creyéndonos los reyes de los ingenuos, caídos del más alto zarzo de la tierra, o el tarado es el propio Bancoomeva si cree que uno se va a comer el cuento, traído de los cabellos, con que pretende justificar ante la ley su descarada negligencia. Con semejante desfachatez con que argumenta su  desidia frente a un caso concreto, uno no sabe qué es peor: si su indolencia o la falacia con que intenta explicar su errado proceder. Por supuesto que no me como esa ficción, como estoy seguro que tampoco lo hará la Superintendencia Financiera de Colombia. Y si Bancoomeva ha decidido echar mano del Goliat con que el sector financiero internacional ha pisoteado a los demás, le notifico que aquí les nació su David, dispuesto a salir victorioso de la desigual pelea que me plantean.


En las páginas de este blog conté los detalles del caso de una deuda que tuve con Bancoomeva, que, por situaciones que expliqué en ese mismo escrito, me vi obligado a entrar en cesación de pago de algunos cuotas, pero que, finalmente, y después de un enorme esfuerzo, pude pagar en su totalidad. Cerca de mes y medio después de haberme puesto a paz y salvo con esta entidad bancaria, dos policías me quitan mi carro en plena vía pública, por una orden de secuestro emitida por un juez de Barranquilla, a solicitud de Bancoomeva.

La falaz respuesta de Bancoomeva

Facsímil de la respuesta de Superfinciera
Esa misma noche del 31 de mayo, me quejé ante Bancoomeva y la Superintendencia Financiera de Colombia, a través de PQR de sus páginas web. La Superfinanciera me respondió el 14 de junio: “Se ha enviado una copia a la entidad vigilada, para que le dé una respuesta completa y clara, adjuntando los soportes que sean necesarios, con copia a esta Superintendencia, en un plazo de diez (10) días hábiles contados a partir de la fecha de este escrito; sin embargo la entidad puede solicitar más tiempo, si así sucede Usted será informado”, me decían en una carta estándar de dos páginas. El 20 de junio, Bancoomeva me escribe para decirme que mis “observaciones fueron radicadas en nuestro sistema, con el siguiente detalle: queja superfinanciera, proceso captura vehículo por gestión cobranza. Muchas gracias por depositar su confianza en nosotros. Es nuestro interés servirle y brindarle una pronta solución, la cual le estaremos haciendo llegar mediante Carta”.

La anunciada carta llegó el 30 de junio, justo el día en que se le cumplía el plazo fijado por la Superfinanciera. En ella relataba los hechos. Y respondió así al meollo del asunto: “Ante el incumplimiento del acuerdo, el 20 de abril del presente año Usted se comunica nuevamente con una de nuestras funcionaria y le confirma que ya tiene disponible para cancelar y solicita de manera especial se le sostenga el valor del acuerdo incumplido. Bancoomeva en aras de colaborarle accede a tal petición y le confirma que como algo excepcional le sostiene el acuerdo y que cancelado este valor usted se beneficiara de una condonación de intereses corrientes, moratorios y capital y que una vez se realice el ajuste en nuestro sistema se procedería con la entrega de su paz y salvo y se ordenaría la terminación del proceso por pago total. Efectivamente se validó en nuestro sistema y el nuevo acuerdo pactado fue cumplido por su parte, por lo que se inició proceso correspondiente de ajuste para retirar del sistema los saldos restantes que reflejaba su estado de cuenta. Cumpliéndose en su totalidad este proceso de Condonación, se presenta el día 1 de junio la terminación de este proceso de manera Coadyuvada y el levantamiento de las medidas que se solicitaron en el mismo”.

Facsímil de las dos respuestas de Bancoomeva
Ojo a la frase: “una vez se realice el ajuste en nuestro sistema se procedería con la entrega de su paz y salvo y se ordenaría la terminación del proceso por pago total”. ¿Cuánto puede demorarse “el ajuste” en el “sistema” de una entidad bancaria moderna con los más desarrollados avances tecnológicos? Ellos pretenden hacer creer que tienen el sistema más obsoleto del mundo: se demora cerca de mes y medio: “se inició proceso correspondiente de ajuste para retirar del sistema los saldos restantes que reflejaba su estado de cuenta. Cumpliéndose en su totalidad este proceso de Condonación, se presenta el día 1 de junio la terminación de este proceso de manera Coadyuvada y el levantamiento de las medidas que se solicitaron en el mismo”.

Facsímil de la primera solicitud de terminación del proceso
¡Mienten descaradamente para eludir la responsabilidad penal de indemnizarme por los daños materiales y compensarme por los daños morales! No de otra manera se puede entender la sorpresiva casualidad con que “el ajuste en el sistema” haya terminado, justamente, la mañana siguiente a la tarde en que la policía me secuestra el carro por la negligencia de Bancoomeva. Y es más evidente aún la falsedad de su respuesta cuando salen a la luz los errores cometidos por el afán de subsanar el olvido presentando la terminación inmediatamente después de que me secuestran el carro.

El otro infantil y grave error de Bancoomeva

Facsímil del poder presentado el 9 de junio para
enmendar el error del 1 de junio
El carro me lo secuestran el 31 de mayo en la tarde y el 1 de junio en la mañana, la abogada de Bancoomeva corre al juzgado a presentar la terminación del proceso; sin embargo, su ambición por enmendar la evidente falla la hace cometer otro error garrafal: olvida presentar el poder que debe otorgarle el representante legal de Bancoomeva para solicitar la terminación del proceso. Esto, por supuesto, es otra prueba de que la decisión de presentar ante el juez la terminación del proceso en mi contra apenas el 1 de junio, no fue porque justo ese día terminó el proceso de condonación dentro del “ajuste” del “sistema” de Bancoomeva, como, torpemente, lo pretende hacer creer esta entidad crediticia, sino por negligencia de este banco.

Este olvido hace demorar más el proceso de devolución de mi vehículo. Y, por lo tanto, prolonga aún más mis padecimientos y mi agonía social. Solo hasta el nueve de junio es que la abogada lleva el poder del representante legal de Bancoomeva y la nueva solicitud de terminación del proceso en mi contra. Y el 15 de junio, el juez decreta la esperada terminación y el levantamiento de las medidas de embargo. En la mañana del 20 de junio regreso al juzgado por los respectivos oficios de desembargo para llevarlos a las diferentes entidades, entre ellas el parqueadero en donde está retenido mi vehículo. El secretario del juez me dice que vaya en la tarde. Y 21 días después de la odisea, puedo recuperar mi carro.

La mentira de Bancoomeva no los exime de indemnizarme y compensarme

Facsímil de la segunda solicitud de terminación del proceso
Bancoomeva tiene todo el derecho del mundo de acudir a la justicia para obligar a sus clientes a que le cancelen una deuda. Aquí nadie le discute eso. Ni más faltaba. De lo que se le está acusando aquí es de la negligencia en la que incurrió para informarle al juez de mi pago total de la deuda. Y lo que se le critica es que así como tuvieron la agilidad para acusarme ante un juez no tuvieron la misma entereza para notificarle a ese mismo juez mi pago total y solicitar, en consecuencia, la terminación del proceso por pago total de la obligación y el levantamiento de las medidas cautelares para oficiar las diferentes entidades. Ese es el meollo del asunto. Una omisión inadmisible por parte de una entidad que fustiga de esa forma a sus deudores. No hay la menor duda de que deben pagar por ese terrible error.

El carro, en el parqueadero el día del secuestro
Esa negligencia  por parte de Bancoomeva me causó serios daños materiales y morales. La tarde del 31 de mayo en que la Policía me quitó el carro en plena vía pública, manejé por más de media hora con un agente uniformado sentado en la silla de al lado y con otro agente motorizado adelante. Las personas se me quedaban mirando en las calles, como quién dice: “ahí te llevan detenido por delincuente”. Hasta de la ventanilla de los buses me llegaban las miradas recriminatorias. Yo no veía la hora en que llegáramos pronto al parqueadero en donde debía quedar detenido mi carro. Ha sido, por supuesto, la media hora más bochornosa de mi vida. Luego, me tocó caminar llevando encima todos mis motetes que tenía en el vehículo, por un sector peligroso de la ciudad, en busca de un taxi que me trasladase de nuevo a la oficina donde laboro.

En busca de un taxi, el día del secuestro
La ignominia contra mí se campeó por los círculos donde me muevo por 20 días consecutivos: en el conjunto residencial donde vivo, en la empresa donde trabajo, los amigos y familiares que visito; todos preguntaban lo mismo: “¿todavía no te han entregado el carro?”. Ante el evidente daño moral causado por la situación bochornosa, corrí a escribir el artículo mencionado arriba para aclarar la afrenta a mi honor. Y, ante la dilación para resarcir pronto el perjuicio, me vi obligado a redactar otro texto a los 20 días de padecimiento por la deshonra diaria a la que me sometió la negligencia de Bancoomeva. Debo decir que me satisface mucho que los dos textos tienen un enorme número de lectores en mi blog. Si este tercer artículo no es suficiente, junto con las correspondientes medidas jurídicas que se están llevando, para que Bancoomeva asuma su responsabilidad por todo lo que me causó su negligencia, vendrán muchos más pruebas hasta lograr que esta entidad pague las consecuencias de sus arbitrariedades.

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