31 ago 2007

Radio Cerrejón como cafetería para debatir temas cotidianos y culturales

Con Carlos Donoso, el famoso humorista venezolano
Palabras claves: Cultura, folclor, comunicación, seguridad industrial, ilegalidad, trabajo, parranda, emisora, narcotráfico, minería, lo legal.

Resumen: En la mina carbonífera de Cerrejón, en La Guajira colombiana, se implementó un canal de radio para contribuir con el objetivo de lograr una operación con cero accidentes por sueño o por fatiga. Radio Cerrejón ya tiene más de diez años y su éxito ha sido tal, que muchas otras minas han decidido utilizar una estrategia similar con la misma meta.

30 ago 2007

Nadie asesinará la alegría del pueblo

Por John Acosta

Rosa Elvira se desmayó cuando los dos disparos de fusil hirieron de muerte al silencio de la madrugada. “¡Dios mío: la mataron!”, alcanzó a gritar antes de caer al piso. Desde que se llevaron a su hija, media hora antes, se había aferrado a la esperanza de que no le harían nada: solo la reprenderían y la obligarían a que no tuviera esa clase de relaciones amorosas. Sin embargo, tuvo la precaución de ponerse a rezar en medio de sus sollozos para que Dios le ayudara a conservar viva a su hija. Pero los dos tiros que retumbaron en el ambiente frío de esa hora le truncaron de un sólo tajo sus esperanzas. Cuando la vio caer desvanecida por la tristeza, su nieto de cuatro años volvió a soltar el llanto: había despertado con el escándalo que se armó cuando vinieron por su tía y había llorado a todo pulmón hasta que Toño, su papá, lo consoló en sus brazos. Entonces, el niño se metió el dedo pulgar a la boca, que era su forma de calmar sus requiebros desenfrenados, y se quedó tranquilo en los brazos redentores de su padre.

23 ago 2007

Libardo ganó seis granos de maíz

Por John Acosta

Libardo contó los granos de maíz que tenía sobre la mesa: once. Respiró tranquilo porque iba ganando uno. Sus tres contendores le acababan de pagar de a dos cada uno por haber ganado él el partido anterior. Menos mal porque apenas tenía cinco, de los diez con que cada jugador inicia la jornada. Después de verificar sus granos, Libardo empezó a revolver las 28 fichas del dominó. “De todas formas, a Yayo lo mataron por una acusación injusta”, prosiguió con otras de las tantas conversaciones que había entablado con sus compañeros de juego desde que iniciaron el partido, cuatro horas y media antes. “Es cierto. Le pusieron palabras en su boca que él jamás dijo”, le replicó Saúl, mientras agarraba sus siete fichas. “Es que él era muy dicharachero, ocurrente, animado, pero no era mentiroso”, agregó otra vez Libardo. Miró a sus siete fichas: tres dobles y un pequeño juego de dos cuatro, más el doble cuatro. “La verdad es que le inventaron esas cosas para poder justificar su asesinato. Bueno, Libardo, sal rápido, que este partido me lo gano yo”, inquirió Antonio, confiado en el juego de cincos que le salió.