Por John Acosta
Son las seis y media de la mañana. El sol fonsequero se ha levantado a cubrir el municipio con su brillo intenso. Ni una sola nube en el cielo: otro día más de calor. Ada Luz espera un carro parada ahí, en la avenida principal del municipio de Fonseca, en el departamento de La Guajira. Viene un taxi de los que viajan a San Juan del Cesar. Le extiende la mano. Nada. No se detuvo: iba con el cupo lleno. Cinco minutos más. Y pasa un bus. El ayudante se para en la puerta. «¿Para dónde va?», le pregunta. Ella teme que no la recojan. «Para adelante», responde. Y se sube.