22 may 2012

El primer guajiro que operó un tren en su tierra



Por John Acosta

El tren estaba cargado. La suave y persistente brisa mañanera se contoneaba con libertad por el espacio, lleno de luz, de la atmósfera guajira. Traía consigo el ruido lejano de la maquinaria pesada que laboraba en el área de la mina. El sol había salido sin dificultad detrás de las últimas ramificaciones de la Serranía del Perijá. Y se alzaba impetuoso, sin que ninguna nube interrumpiera su andar monárquico. Eran un poco más de las seis.

16 may 2012

Un guajiro que anda, con pasos seguros, por los caminos de la vida


Por John Acosta

Los estudiantes caminaban en fila india. Adelante iba la banda de guerra del cole­gio con las bastoneras más hermosas que había concebido el mundo hasta entonces. Habían sido escogidas entre las jovencitas del quinto y sexto año de bachillerato, no tanto por su rendimiento acadé­mico como por la magia estética de sus bellezas. La calle estaba sin pavimento. Los perros, asomados en las rendijas de la cerca de sus casas, miraban asustados el polvo que levantaban los pies de aquella marcha estudiantil.

14 may 2012

La persistencia tiene sabor a miel


Por John Acosta

Ena Luz Aguilar Arizmendi probó la hiel del fracaso cuando tuvo su primer negocio. Había puesto todo su empeño en la culminación de uno de sus grandes anhelos, un taller de confección. Como pudo, se metió en 1983 en el compromiso de unas máquinas y contrató a tres ope­rarías para que la ayudaran. Al año tuvo que desistir de su terquedad de seguir manteniendo un negocio que no le daba ganancias.

10 may 2012

Un aventurero que tiene mucha madera


Por John Acosta

Reconoce que tiene un espíritu aven­turero capaz de emprender las empresas más locas y salir airoso de ellas. Así re­corrió al país palmo a palmo cuando era miembro de la Asociación de Artesanos del Atlántico, pero nunca pudo contra la nostalgia visceral que le carcomía el alma cada vez que estaba lejos de su casa: le tocaba regresar a su tierra, dejando atrás la gloria que empezaba a sonreírle en re­giones lejanas para atender el llamado de la mamitis aguda que le azotaba el cora­zón. De modo que tuvo que terminar clau­dicando sus deseos de conocer el mundo para montar su negocio de muebles en Barranquilla a mediados de los años 70.

3 may 2012

Para atender a su tienda ha nacido


Por John Acosta


Luz Esther Mendinueta Osorio todavía guarda la pri­mera factura de las compras que hizo para montar su tien­da: es por 300 mil pesos y está fechada el 20 de octubre de 1994. Las realizó con el primer préstamo que le aprobó la fundación que le prestaba a personas que, come ella, no tenían acceso a los bancos. Le facilitaron 150 mil pesos. Ramón Torres Marulanda, su marido, que todavía no acababa de re­ponerse de la sorpresiva determi­nación de su mujer, tuvo que dejar la cadena de oro empe­ñada en el depósito de víveres para que le fiaran los 150 mil pesos restantes, mientras la fundación le aprobaba el segundo préstamo a Luz Esther.