20 abr 2012

Las muñecas de trapo se quedaron sin sus vestiditos


Por John Acosta

Rosa Edith González está loca por comprarse una fileteadora. Su pasión por la modistería no se le apareció de improviso. Por el contrario: todavía recuerda cuando llegaba de la escuela pública con su uniforme de cuadros y su bolso kaki cargado de cuadernos ra­yados de 100 hojas, y, al en­trar a la casa, la primera imagen con que se topaba era la de su madre refun­fuñando con su vieja má­quina de coser.