16 may 2012

Un guajiro que anda, con pasos seguros, por los caminos de la vida


Por John Acosta

Los estudiantes caminaban en fila india. Adelante iba la banda de guerra del cole­gio con las bastoneras más hermosas que había concebido el mundo hasta entonces. Habían sido escogidas entre las jovencitas del quinto y sexto año de bachillerato, no tanto por su rendimiento acadé­mico como por la magia estética de sus bellezas. La calle estaba sin pavimento. Los perros, asomados en las rendijas de la cerca de sus casas, miraban asustados el polvo que levantaban los pies de aquella marcha estudiantil.