9 jul 2012

El porqué seguí con mi tarjeta de crédito Olímpica

Por John Acosta

Me he equivocado muchísimas veces, pues,  afortunadamente, mi fragilidad de humano sale a flote con mucha frecuencia. No obstante, la fortaleza humana aparece casi enseguida y me pone frente al espejo de la dura realidad de seres inermes, pero valientes: me toca reconocer mi propio error. No han sido pocas las oportunidades que he contado con la satisfacción de que la persona o la institución que padeció mi falla, me dé una segunda oportunidad para enmendar mi acción: en las ocasiones que ha pasado, lo he agradecido con la profundidad que remueve mis entrañas. Por eso, cada vez que el uso de la razón me lo permite, soy consecuente cuando el destino me ha puesto en la orilla opuesta; es decir, cuando es a mí a quien me ha tocado sufrir disparates de otros, no dudo ni un instante en dar otro chance, si así es solicitado. Jesús de Nazareth lo enseñó de otra manera: hay que poner la otra mejilla.