13 nov 2012

Avianca le amargó la segunda luna de miel a mi amigo Trillos


Por John Acosta

Juan José Trillos no se cambiaba por nadie. Su esposa, Lucero Arias, le había dado en el clavo: como regalo del vigésimo aniversario de su matrimonio, se irían de viaje para Cuba, la isla de los sueños de Trillos.  Sería el plan perfecto para festejar felices semejante logro, en una sociedad contemporánea, donde nada dura mucho tiempo, ni siquiera el amor.  Sería una segunda luna de miel en el paraíso socialista que ambos querían conocer. No obstante, Avianca se encargaría de convertírselas en una luna de hiel: le cambiaría la dulce y tierna “m” por la áspera y amarga “h”.