Por
John Acosta
Jamás pensé que en estos
tiempos de la eficiencia en atención al cliente, una empresa de la talla
internacional de Movistar Telefónica sobrepasara con creces mi capacidad de
sorpresa ante la negligencia en la prestación de un servicio de calidad. El 18
de enero del presente año, fui con mi señora a la oficina de Movistar
Telefónica, ubicada en la esquina de la calle 74 con carrera 46, a solicitarles
la instalación de los servicios de internet, televisión y telefonía fija. Hasta
hoy, 20 de marzo (dos meses y dos días después de haber firmado ese contrato),
este operador no me ha cumplido, a pesar de que en reiteradas ocasiones he ido
a suplicar a esas mismas oficinas para que se haga efectiva la orden de
instalación.