23 may 2013

Mingo Martínez: la jugadé del francé está en la E


Por John Acosta

La voz salió nítida, potente: quebró de un tajo el silencio de la noche, ahogando, incluso, el molesto zumbido de los zancudos. Era la primera vez que mis oídos de adolescente escuchaban la fulguración que emanaba aquella garganta. La dicción, por supuesto, aunque caribeña como la mía, era un poco más golpeada, muy digna del sector geográfico donde se había desarrollado: la mía tenía la tonalidad musical de la tierra de Francisco El Hombre; la de él, el impacto avallasador de los habitantes ribereños del gran Magdalena. En todo caso, ahí estaba el destello de sus palabras.  Jairo lo escuchaba con la sonrisa de quien sabe lo que viene porque siempre se hacía acompañar de esas ocurrencias chistosas. Yo, en cambio, estaba a la expectativa. Hasta que terminó el primer corte. Entonces, solté, intempestivamente,  mi carcajada. Es que ese final me estremeció.