4 nov 2013

Tabaco insiste en su reunificación

Por John Acosta

José Julio Pérez Díaz da la impresión de ser un hombre solo. Aunque se obstine en ocultarla, la fuerza de su tristeza sale ganando: uno nota en él la melancolía de un líder que, tal vez,  siente haber arado sobre el agua. Guardada las proporciones, hasta se podría evocar la profunda desazón de Simón Bolívar, cuando le tocó hacer el viaje en barco por el río Magdalena: enfermo y, prácticamente, vilipendiado por el mismo pueblo por el que él entregó todas sus energías para otorgarle la libertad.

José Julio ha hecho mucho por su Tabaco del alma. Desde que era un pueblo apacible, enclavado en las estribaciones de la Serranía del Perijá, hasta mucho después que el corregimiento de Tabaco dejó de existir, aquel fatídico 28 de enero de 2002.