¡Qué fácil solemos olvidar
los colombianos, cuando la demagogia politiquera de izquierda remueve las
fibras íntimas del sentimentalismo colectivo! El procurador Alejandro Ordóñez
ha destituido e inhabilitado a más de 20 congresistas, la mayoría de ellos por
parapolítica (es decir, a ultraderechistas) y, sin embargo, a nadie se le
ocurrió tildarlo de guerrillero o de petrista o de polista. Tampoco nadie
levantó su voz de protesta porque un funcionario administrativo (el procurador
Ordóñez) haya destituido e inhabilitado a tantos funcionarios elegidos por voto
popular. La razón es sencilla, aunque levante ampollas: las víctimas eran de
derecha y no de la intocable izquierda. No
obstante, cuando investigó, procesó y culpó a dos líderes de izquierda, ahí sí
se le armó la grande y ahora no lo bajan de uribista, cuando el mismo Ordóñez ya había inhabilitado por 16
años al más prominente candidato uribista a la Presidencia.