22 ago 2014

Así se libra la guerra por el agua en La Junta, la tierra del Cacique Diomedes Díaz

Por John Acosta

Fotos: Fabián Acosta

Cuarenta años después de coprotagonizar las riñas de mi pueblo entre los dos bandos tradicionales, me vuelvo a encontrar con la sorpresa de que esos dos grupos están ahora enfrentados nuevamente, esta vez por culpa de la venganza de la naturaleza: la falta de agua. Cuando niños, nos levantábamos a piedra por cualquier motivo. Hoy por hoy, solo han llegado, gracias a Dios, a los señalamientos de lado y lado. Éramos, como ahora, los riberos contra los bajeros, o al revés. Lo curioso del asunto, por decir lo menos, es que en un pueblo tan pequeño como lo es mi querida La Junta todos somos familiares entre sí, pero nos dividíamos por la geografía: los que vivíamos en la parte de arriba contra los que vivíamos en la parte de abajo, o viceversa. Por supuesto, los muchachos de esa época inolvidable ya somos adultos y los recuerdos de esos tiempos idos los festejamos con borracheras monumentales cada vez que el destino nos hace el favor de reencontrarnos. Sin embargo, lo que pasa ahora es triste, no que el duelo continúe, sino lo que lo causa: la larga sequía.

18 ago 2014

Las víctimas de las masacres de las Farc en Casacará, Cesar, no se sienten representadas en La Habana

Parque actual de Casacará. Foto de Luis López
Por John Acosta

Jorge Luis Aguilera sintió los toques violentos de la puerta y supuso que su amigo Martín Buelvas había llegado otra vez borracho a la casa. Le pareció extraño, sin embargo, que el hombre tomara alcohol iniciando la semana apenas, pues era martes en la noche. Al escuchar la insistencia de los golpes en la casa del frente, Jorge Luis interrumpió su novela favorita y fue a asomarse por el vidrio que tenía la entrada de su casa. Un enorme escalofrío le recorrió por varios segundos su espina dorsal: no era su amigo, sino varios hombres uniformados y armados los que tocaban impertinentemente en la vivienda de Martín. Su miedo inicial se le convirtió en pesadilla cuando vio que dos mujeres armadas con fusiles cruzaban la carretera corriendo rumbo a su morada. Pensó que lo habían pillado husmeando, a pesar de tener la luz de la sala apagada,  e iban por él: se quedó en posición de firme, de espaladas a la pared y con los ojos cerrados, orándole a su Dios para que lo salvara de lo que viniera. Sintió la respiración agitada de las dos mujeres en la terraza, que se mezclaba con el silbido del aerosol con que ellas pintaban la pared. No supo cuánto duró petrificado ahí, pero solo pudo salir de su estupor cuando los tiros de fusil vulneraron con horror la virginidad de esa noche. Esperó unos minutos hasta que sintió voces conocidas afuera y salió a la calle. Entonces, pudo cuantificar el saldo de aquella incursión de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) en la población de Casacará, en el departamento del Cesar.

12 ago 2014

Los culpables del desastre de La Guajira, libres y esperan felices la plata que el Estado gira para mitigar el caos que ellos causaron

Foto tomada del portal www.las2orillas.co
Por John Acosta

Ojalá tantas rasgadas de vestiduras actuales por la deplorable situación que padecen los habitantes de La Guajira sirvan para que los organismos de control del Estado y la misma justicia castiguen, por fin, a los directos responsables de la escasez de agua y de la desnutrición infantil que tiene a esta zona del país sumida en el caos. Todo el mundo sabe que este drama se debe, exclusivamente, a los políticos corruptos del departamento que han desaparecido, como por arte de magia, cinco billones de pesos recibidos por La Guajira de las regalías del carbón, gas y sal. Lo más dramático del caso, es que esos políticos, en vez de estar con remordimiento de conciencia por lo que han causado sus fechorías, están boyando de felicidad porque tienen la oportunidad de aumentar sus riquezas personales con el dinero de emergencia que la nación ha destinado para enfrentar la crisis humanitaria que ellos mismos provocaron.