4 jul 2014

La tarde en que murió la ilusión: ¡gracias, Selección Colombia!

Por John Acosta

El pecho se hincha de orgullo, en las venas corren turbulentos caudales, el cerebro es inundado por fuertes ráfagas de pensamientos emotivos, los pulmones están a reventar por ese aire que atraganta en la boca el grito mezclado de impotencia y felicidad. Hasta que, por fin, explota todo y se escucha con nitidez y potencia la expresión que fabricó cada uno de los órganos del cuerpo: “¡Gracias, muchachos; gracias, Selección Colombia!”. Todavía la imagen de Jame Rodríguez, con su rostro desencajado por el llanto, está fresca en la mente. Todavía hay quienes siguen viendo lo que los periodistas colombianos de televisión improvisan desde Brasil. Todavía la tristeza campea hasta por los lugares más recónditos del alma colombiana.