28 dic 2015

Los días de diciembre no son cualquiera en La Guajira


Por John Acosta

El balar lejano de un chivo extraviado es traído a los oídos por la brisa gozosa de diciembre. Ese soplo celestial reparte también el olor a matarratón y a dividivi. En el horizonte, los primeros rayos solares empiezan a disipar el frío que en esta época cubre el amanecer guajiro: la luz que se cuela entre los follajes humedecidos por el rocío, engalana el paisaje peninsular. El café con leche, la arepa asada, los huevos revueltos y el queso fresco de leche de cabra paladean el desayuno. No hay un solo sentido que se quede sin disfrutar de las maravillas del nuevo día que la naturaleza de La Guajira les ofrecía a sus habitantes.